jueves, 16 de abril de 2020

¡Lo sabían!

Después de varios años de no publicar nada en el blog, he decidido publicar algo tan solo porque me dio por ahí. Así que dejémonos de palabrerías y vamos al tema en cuestión.
¡Ni OMS ni científicos chinos ni ná! Aquí los únicos que nos avisaron de verdad y con muchísimos siglos... que digo siglos... milenios, eras, evos... (realmente evos no creo, pero ahí ahí), fueron esos pequeños y no tan pequeños mamíferos placentarios pertenecientes al orden denominado rodentia. Sí, como ya habrán podido percatarse, nos estamos refiriendo a los roedores.
Y ¿de qué nos avisaron?, se estarán preguntando seguramente. Pues bien, desde tiempos remotos, estos seres, injustamente calificados como asquerosos, infecciosos, repulsivos, inmundos, sucios, mugrientos, nauseabundos, vomitivos, etc, etc, etc, han venido avisándonos de lo que venía. Nos referimos al Orthocoronavirinae. Más concretamente a una de sus cepas: el SARS-COV-2; vulgarmente denominado por los científicos como COVID-19, uséase, "el bicho".
Ya eran numerosos los testimonios de personas que los han visto u observado, así como multitud de documentos escritos y gráficos que acreditan la existencia de numerosos roedores actuando de un modo que se podría considerar instructivo. Para que el populacho lo entienda, nos referimos a ratones, ratas, ardillas, tamias, puercoespines, castores, hámsteres, jerbos, conejillos de indias, pacaranas e incluso gamusinos, que se han visto cometiendo actos de tipo saludable, especialmente, aseándose de todas las maneras posibles.
En las siguientes imagenes rescatadas de archivo, podemos ver una comparativa de dos pacaranas dándose unas friegas en diferentes entornos.


A continuación, les dejó más documentos gráficos de más roedores tratando de enseñarnos qué debíamos hacer para evitar infectarnos con el virus.



Como dato curioso, Liam Cavanagh , científico de la facultad de Música de la Universidad de Toronto, Ontario (Canadá) ha declarado publicamente en una reunión de vecinos, una de sus más intrigantes teorías. Y es que, nada más y nada menos, declaró que el origen de los roedores puede ser extraterrestre, así como que llegaron a este planeta con el fin de avisarnos de la pandemia que se avecinaba. Pero se dieron cuenta de algo, y es que el ser humano siempre les ignoró, a pesar de las veces que trataron de ponerse en contacto con ellos. Según declaró el doctor Cavanagh, el mayor impedimento que encontraron los roedores fue el idioma. Sus estruendosos chillidos no  fueron suficientes para que el ser humano les comprendiera. E incluso afirma que los roedores trataron de perseguir a los humanos allá por donde fueran (hogares, cañerías, alcantarillas...). Todo con tal de establecer contacto.
En la siguiente foto se puede observar al doctor Liam Cavanagh y un diseño realizado por el mismo de cómo pudo ser el artefacto espacial en el cual llegaron los primeros roedores a nuestro planeta.